Valérie, ¿por qué eligió a Juan para este proyecto y qué le inspira su cocina?

VALÉRIE MESSIKA (VM): Juan y yo somos amigos desde hace varios años y cuando surgió la oportunidad de abrir el Café Messika, pensé inmediatamente en él. Soy una gran amante de la gastronomía y quería adentrarme en este arte de vivir con un chef reconocido que tuviese un sello propio y que fuese capaz de despertar los sentidos.

La cocina de Juan está llena de vitalidad, es moderna y colorista, y eso es exactamente lo que buscaba en esta experiencia. El Café Messika es un restaurante para compartir sin pretensiones, no se trata de cocina gourmet. Juan lo tuvo en cuenta a la hora de diseñar el menú, proponiendo platos sencillos que conquistarán a todos los paladares. Creo que compartimos los mismos valores. Queremos lo mejor, pero seguimos siendo accesibles en lo que ofrecemos.

¿Qué es lo que más le ha gustado de este nuevo proyecto del Café Messika, Juan?

JUAN ARBELÁEZ (JA): ¡Es superinspirador para mí trabajar con Valérie! Era un nuevo ejercicio, y puse mis conocimientos y mi creatividad a su servicio para ofrecerle una experiencia gustativa que reflejara su imagen. El Café Messika tenía que capturar absolutamente el espíritu de la Maison, recorriendo la historia de Valérie y su familia, ¡que son el corazón de esta aventura! Para ello, tuve que dar un paso atrás y, por una vez, distanciarme de mis propias inspiraciones y de mi propia historia. Ha sido todo un reto que me ha encantado. Sobre todo porque Valérie y su marido Jean-Baptiste son amigos míos desde hace mucho tiempo. Era bastante obvio que debíamos hacer este proyecto juntos.

¿Cómo se desarrolló la creación del menú y qué quería que contuviera?

VM: Le envié a Juan algunos de los platos con los que crecí, algo de inspiración de lo que me gusta comer y ¡lo que se me antojaba! A continuación, utilizó su talento para transformar esta lista en un menú coherente con inspiraciones y productos de calidad.

JA: A partir de esta lista, creé una propuesta bastante fiel a mi cocina y a mi personalidad. ¡Un universo muy expresivo, colorista, superdinámico y copioso! Valérie aportó entonces su propia visión y debatimos sobre cómo reelaborar y simplificar ciertos platos. Fue un gran ejercicio: despojé mis recetas de lo superfluo para conseguir platos poderosos a través de la simplicidad. Es lo bonito de trabajar en equipo: se consiguen cosas que no se suelen hacer, ¡y el compromiso permite innovar!

¿Hay alguna creación emblemática?

JA: Sí, de hecho hay platos bastante únicos en el Café Messika por este motivo. Pienso, por ejemplo, en la pasta de la abuela de Valérie, para la que hemos partido de su receta y la hemos modernizado ligeramente. O la hamburguesa de Jean-Baptiste. ¡Trabajamos con él para hacerla única y a su gusto! También está la ensalada César de Valérie, que hemos adaptado completamente a lo que a ella le gusta. Este restaurante es una inmersión total en el mundo de Valérie Messika.

VM: Sin embargo, también se puede sentir el ADN de Juan, ¡y eso es lo bonito! Es su estilo, ¡y se nota! Aportó su visión y encontró el equilibrio adecuado para satisfacer nuestros requisitos. Se puede reconocer su firma en cada plato. Es una cocina llena de contrastes, la mezcla perfecta entre frescura y especias.