Sentir al otro, tocarlo, apreciar su presencia y sentir su energía son cosas que nos parecían insignificantes, pero ahora son muy importantes. A medida que el mundo se despierta lentamente, la luz parece renacer y existe un único reto: encajar en este nuevo ballet social en el que la relación con los demás ha evolucionado. El movimiento, un elemento central de la creación de Messika, nunca ha sido tan importante. En la búsqueda de reaprender a moverse y proclamar un frenesí de volver a vivir, la diseñadora hace danzar a los diamantes a través de una soleada y colorida colección de Alta Joyería. Jugando con los contrastes, entre aros XXL, diamantes amarillos e insólitas combinaciones de piedras, confecciona 20 joyas de lujo espectaculares. Verdaderas proezas técnicas en las que las peras se balancean con elegancia en su anillo de oro, "espalda con espalda" o levitando con un delicado pas de deux.
This is M
Pear Lover
Bailar para encontrarse mejor. Tocarse y sentir la fuerza del otro, como cuando los abrazos y el cuerpo a cuerpo eran sinónimos de libertad.
En este conjunto de Alta Joyería que celebra todos los tipos de diamante de talla pera, combinando el brillo del diamante blanco con la luz del sol del diamante amarillo, las peras, también llamadas "lágrimas de los dioses", se transforman en lágrimas de alegría. Dispuestas en círculo, las piedras parecen girar en una dirección y luego en otra, simbolizando la alegría de los reencuentros y de la vida. Este conjunto emana una gran energía casi hipnótica, que mezcla la gargantilla rivière y los pendientes néo-portés con la audacia característica de la joyería parisina.
Magnetic Love
¿Cuál es esa fuerza que nos une al otro? En joyería, a veces esta unión puede adoptar la forma de una línea de diamantes. Cada una mirando en su propia dirección, parece que las piedras permanecen separadas para siempre. Independientes, solitarias. Sin embargo, no es así del todo. En un elegante pas de deux, los diamantes hacen piruetas y se dan la espalda formando una espiral.
El pendiente individual de tres diamantes eleva este conjunto a un nivel superior. En la parte delantera de la oreja, presenta una pera blanca resplandeciente e impoluta. En la parte de atrás, se encuentran dos diamantes de talla marquesa, uno de un delicado color rosa y el otro de color azul real. Son tres diamantes únicos ideales para combinar con un look atrevido, como una danza soleada y colorida.
Pear Appeal
Entre encuentros y desencuentros, los suntuosos diamantes amarillos talla pera de este conjunto crean un prodigioso pas de deux. Por todos es sabido que los polos opuestos se atraen. Una doble envoltura de oro y diamantes representa el campo magnético que los rodea, creando así un halo de luz.
Las increíbles piedras parecen estirarse y alargarse atraídas por fuerzas opuestas, y dado su gran tamaño podría tratarse de un conjunto faraónico, pero no es el caso. La asimetría de las partes superior e inferior permite un movimiento de balanceo que le aporta una imagen más sutil y fina. En el anillo, parece que las piedras se acercan unas a otras para luego desaparecer en la montura, dando una sensación de amplitud y espacio.
This is M
Dancing on air
En este conjunto de estilo bohemio, la fuerza y la delicadeza se enfrentan en un juego de gravedad inigualable. Se trata de creaciones atrevidas en las que se mezclan los apreciados néoportés de Valérie Messika: un pendiente individual de aro, una tobillera de diamantes y una pulsera, que transmiten por igual su magia.
En el extremo de una cadena engastada de diamantes se encuentra un diamante de talla pera unido a otro igual que posee unas dimensiones extraordinarias. Considerado reina de las gemas y calificado por los griegos como indomable, contrasta con la delicadeza de la cadena, que como un hilo de luz sostiene el diamante con una ligereza increíble. Se produce un juego de equilibrio que genera la sensación de estar presenciando un ballet aéreo en el que dos piedras unidas por un simple hilo se susurran mutuamente la fortaleza de su enlace.
Diamond Magnet
Tal y como sucede con los polos opuestos de los imanes, los diamantes de diferentes formas, colores y tamaños se atraen mutuamente de manera irresistible. Muy cerca de unirse pero sin llegar a ello, las piedras permanecen separadas por una línea infranqueable, plasmada en forma de río de diamantes talla esmeralda.
De una creación a otra, desde las pulseras hasta los anillos de uno o dos diamantes, esta línea adopta múltiples formas que se van afinando pero sin llegar nunca a desaparecer del todo, como si se tratase de una danza magnética. Es una bonita metáfora de un "dos à dos" que celebra la unión y al mismo tiempo conserva la individualidad.